Te odio y te amo,
te odio por enamorarme,
pero te amo por aceptarme.
Te odio por mil razones
quizas por tu fama
de rompecorazones.
Quizas por tus besos,
que su miel
a mi cuerpo dejó perplejo.
Quizas por tus caricias,
que erizan mi piel
y me dibujan sonrisas.
Quizas por tu mirada
que me lee el pensamiento
con tu imagen ahí grabada.
Pero ¿Por qué te amo?
si aunque te odie
tu nombre a escondidas llamo.
Será por tus
eternos secretos,
que no me dejan dormir
por decifrarlos completos
o por tus palabras
que son bellas hasta
en frases macabras,
con tu voz ténue
que anestécian los oidos
y me recorren el cuerpo
las hondas de su sonido.
Por eso tal vez odio
que calles
y de amarte me prives
porque el silencio no responderá
si por mi realmente víves.
Te odio con la demencia
de un alma pasional
camuflada en inocencia,
con el fulgor del sol
y la continuidad del tiempo,
con la sonrisa de la alegría
y la lagrima del lamento.
Te odio,
cuando te digo que te amo
y arruinas esos momentos.
Amo nuestro destino,
odio que nos junte
para amarnos
y luego nos desuna
con el fin de olvidarnos.
Si me olvidaras
muere mi odio
antes que mi amor,
se pudren
nuertras almas
y se desangra lento
mi corazón.
Si me olvidaras,
que me abrace el manto negro
de la muerte
antes de que se acave este romance.
Que la noche oscura
caiga y me deje
sin aire ni oportunidad
de odiarte a ti
y amar a mi soledad.
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